10 Errores típicos de los padres

Un artículo que nos hace reflexionar sobre los 10 errores más típicos que cometen los padres, todo padre tiene que educarlos y crear un espacio donde los niños puedan experimentar y percibir la vida, tanto con sus errores y sus aciertos.
En este post  os dejo este artículo, espero que os guste:

“Hace tiempo, me topé con algunos artículos y libros interesantes que examinaban lo que los psicólogos observan en la actualidad: cada vez más veinteañeros están deprimidos y no saben por qué. Estos jóvenes adultos afirman que su infancia fue espectacular. Sus padres son sus mejores amigos. Nunca han experimentado una tragedia en sus vidas ni nada que se salga de cualquier decepción habitual. Pero, por alguna razón, son infelices.

Una de las razones que se dan es que los padres de hoy en día se precipitan enseguida. No queremos que nuestros hijos se caigan, por lo que, en vez de dejarles que experimenten la adversidad, les allanamos el camino. Apartamos cualquier obstáculo con tal de hacerles la vida más fácil. En cambio, la adversidad forma parte de la vida, y nuestros hijos tendrán que enfrentarse a ella si queremos que desarrollen habilidades que serán necesarias para que continúen su camino. Así que, aunque parece que les estemos haciendo un favor, en realidad les estamos obstaculizando el camino, su crecimiento. Estamos anteponiendo las recompensas a corto plazo sobre el bienestar a largo plazo.

«Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos, sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos». Ann Landers

En un artículo se menciona que muchos decanos utilizan el apodo de «tazas de café» (por su fragilidad ante cualquier contratiempo) para referirse a los chicos recién llegados a la universidad. La pregunta es la siguiente: «¿Acaso estamos impidiendo que nuestros hijos sean felices de mayores por el hecho de protegerles de la infelicidad cuando son pequeños?».

Esta es la respuesta del psiquiatra Paul Bohn:

Muchos padres hacen lo que sea con tal de evitar que sus hijos sufran cualquier tipo de incomodidad, ansiedad o decepción; cualquier cosa poco agradable. Y, como consecuencia, cuando se hacen adultos y experimentan las frustraciones normales de la vida, piensan que el mundo se les viene encima, que hay algo que va mal, muy mal.

Estoy compartiendo esta información con vosotros porque creo que tiene mucha relevancia en esta época de sobreprotección parental. Aunque me parece muy bien que los padres de hoy en día se impliquen más en la vida de sus hijos, esta implicación no debería extralimitarse. Lo que a veces se define como señal de ser buen padre puede resultar nocivo para nuestros hijos cuando pase un tiempo. Es necesario que seamos conscientes de ello; si no, estaríamos complicando sus vidas aunque nuestro fin sea justo lo contrario.

  
“Mi regla de oro: «Prepara a tu hijo para el camino, pero no le quites la posibilidad de recorrerlo por su propia cuenta».
Error № 10: Adorar a los hijos
La mayoría de nosotros trata de ser un padre o madre ideal. Muchos de nuestros niños viven en mejores condiciones que las que nosotros mismos vivimos cuando teníamos su edad; satisfacemos todos los caprichos de nuestro hijo: ¿quiere un juguete nuevo? — aquí está. ¿Una golosina? — toma. El problema es que los niños empiezan a tener la impresión de que el mundo gira en torno a ellos y cuando no reciben lo que quieren sienten una gran tristeza, por decir lo menos. Se ponen mucho más tristes que el hijo del vecino a quien no miman tanto.
No debemos ceder ante nuestros hijos, debemos amarlos. Para nosotros ellos son en gran parte el centro del Universo, pero ellos no deben percibirlo así, de otra manera crecerán siendo egoístas. No conseguir lo que quieres aquí y ahora es algo normal.
Error № 9: Creer que los hijos son ideales.
Escucho con frecuencia de la boca de especialistas que trabajan con niños que muchos padres de familia no están preparados para asimilar comentarios negativos con relación a sus hijos. Tan pronto como se los critica, un aire negativo se apodera del ambiente y hasta puede percibirse agresión de su parte; algunas veces hasta necesitamos entrar al consultorio donde están para que la situación no se salga de control. Si los educadores de la escuela te dicen que tu hijo se comporta mal y ofende a sus compañeros hay que sacar conclusiones con respecto al niño, no al profesor.
Error № 8: Tus hijos son toda tu vida
Estamos orgullosos de nuestros hijos: cuando algo importante les sale bien nos sentimos más felices que si nos hubiese pasado a nosotros, pero hay un límite para todo. Tú también debes tener tu propia vida y tus propios éxitos. Los niños necesitan un buen ejemplo para imitar; conviértete en ese ejemplo. Si quieres que tu hijo viva una vida plena, vívela tú también.
Error № 7: Tomar decisiones por tu hijo

Por supuesto que queremos que nuestros niños no caigan en alguna historia de terror de la vida real, por supuesto que queremos que nos agradezcan y nos respeten por el hecho de querer darles una vida mejor.

Aun así el problema de un niño bajo estas circunstancias es que no sabe pensar por su cuenta y puede caer en uno de dos extremos: no puede tomar incluso las decisiones más simples sin tu participación o empieza a olvidar que la permisividad no es algo normal. No tomes decisiones por tu hijo, ni le digas quién debe ser: eso es lo contrario a mostrarle tu amor, y el amor es algo necesario.

 Error № 6: Competencia de crianza
Cada papá o mamá quiere que su hijo sea mejor que los demás: que estudie mejor, que tenga mejores resultados en los deportes. Algunos están tan obsesionados con eso que sus retoños empiezan a ver la vida como una competencia sin fin. Pero la vida en realidad no es sólo sudor y lucha; la vida también es la alegría de disfrutar del momento. Lo mejor que puedes hacer es inculcar en tu hijo la idea de que ganar no es lo único que importa, mucho menos a como dé lugar. Una persona se define por su carácter, no por la cantidad de sus victorias.
Error № 5: Quitarle el derecho a ser niño/a
Entre más feliz sea la niñez de tu hijo o hija, más feliz será como adulto. Eso es un hecho comprobado por investigadores al rededor del mundo. La forma más efectiva de quitarle el derecho a ser niño es llenarlo de deberes de casa, actividades académicas extracurriculares, clases de música, cursos de idiomas, deportes, etc. Y como si fuera poco queremos que nuestros hijos nos ayuden con las tareas del hogar. No hay que olvidar que ellos tienen derecho a ser niños, no adultos de cuerpo pequeño.
Error № 4: Querer un hijo “ideal “y no un hijo “de verdad“
Empezamos a hacer planes para nuestros hijos cuando aún están en el vientre materno. Soñamos que cuando crezcan llegarán más lejos que nosotros
La ironía es que no es posible tener el niño “ideal” con el que sueñas. Tienes o tendrás un hijo tal y como el que una persona como tú podría tener. No trates de cambiar en él lo que no te gusta a ti. No lo obligues a que se convierta en quien se supone que debe ser, de acuerdo a tus sueños. Deja que se convierta en quien él quiera ser.
Error № 3: Olvidas que los actos son más importantes que las palabras.
Todos queremos parecer ideales ante nuestros hijos y sabemos que para que crezcan inteligentes y bondadosos debemos dar el ejemplo nosotros mismos; pero la mayoría de nosotros olvida que la educación en valores también funciona sólo si nosotros mismos actuamos de manera tal que esos valores se reflejen. Por eso la próxima vez que vayas a regañar a tu hijo por no respetar a sus mayores, pregúntate a ti mismo ¿será que él vio en mí un comportamiento parecido?
Error № 2: Juzgar a los padres por cómo son sus hijos
Cuando ves en alguna parte a un niño malcriado, automáticamente empiezas a pensar que seguramente tiene unos malos padres. Eso no siempre es así; no existen adultos ideales ni niños ”de plastilina»; en el mundo no hay nada completamente bueno así como no hay nada completamente malo. Nunca podremos saber en realidad cuánto se preocupan otros padres por sus hijos, por eso juzgarlos no conviene.
Error № 1: Subestimar el carácter
Cada niño tiene su propio carácter y su propia conciencia (o compás moral); esas dos cosas significan mucho más para él que sus intentos de convertirlo en una persona ideal. No trates de criar a tu hijo por lo que leas en un libro en el supermercado, o incluso lo que lees en estas líneas. Cada niño necesita y merece una crianza que se ajuste a él. Lo más importante que debes tener en mente es cuidar su carácter. La única oportunidad que tienes de permitirle a tu hijo forjarlo es darle más libertad. No escondas a tu hijo del mundo real. Que tu amor no sea una cárcel.

Nadie puede exigir un carácter concreto a sus hijos, y más teniendo en cuenta que el carácter no significa mucho a la edad de 10 o de 15 años. Los niños a esa edad se preocupan por las recompensas a corto plazo, pero nosotros, como padres, conocemos mejor la historia. Sabemos que lo importante con 25, 30 o 40 años no es lo largo que lanzaste una vez un balón o si fuiste animadora, sino cómo tratas a los demás y qué piensas de ti mismo. Si queremos fomentar el carácter, la confianza, la fuerza y la resiliencia, tenemos que dejar que los niños se enfrenten a las adversidades y que experimenten el orgullo que se siente al salir reforzado de una situación difícil.

Es complicado ver a nuestros hijos caer, pero a veces es necesario. En ocasiones, hay que preguntarse si intervenir se encuentra entre las mejores opciones. Hay un millón de formas de amar a nuestros hijos, pero, a la hora de buscar su felicidad, conviene ser conscientes de que a veces la pena a corto plazo será recompensada con creces por los beneficios en el futuro.

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