Durante los seis primeros meses de vida muchos neonatos expulsan de manera involuntaria pequeñas cantidades de leche a medio digerir durante su ingesta o poco después de las comidas. Esto es la regurgitación, y lo más común es que sea debido a la inmadurez del sistema digestivo del recién nacido, además de los movimientos bruscos y la posición horizontal del niño durante la toma. Generalmente, los recién nacidos regurgitan porque el cardias, la válvula del extremo superior del estómago, no se cierra muy bien. Esta manifestación suele ser habitual y se considera como un proceso normal que con el tiempo tiende a desaparecer y que no afecta a la salud del recién nacido; aunque suele ser motivo de preocupación para los padres y madres.
El Comité de Nutrición de la ESPGAN (European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition) recomienda un tratamiento en varias fases para solucionar la regurgitación:
- En cuanto a la postura, habrá que tener en cuenta los siguientes aspectos, entre otros: mantener al niño semiincorporado en posición prono con una inclinación de 30º. Para ello es necesario levantar la cabeza del colchón unos 15 centímetros.
- Evitar la presión sobre el estómago del niño; los pañales deben estar más flojos porque no presiones demasiado el estómago.
- No permitir que otras personas jueguen bruscamente con el niño después de las comidas.
- Mantener al niño en posición vertical después de haber comido durante unos 30 minutos.
- Aguantar el niño con la cabeza sobre el hombro y darle golpecitos suaves en la espalda o colocarlo sentado sobre las piernas, rozando suavemente su estómago, con el fin de ayudarle a hacer el eructo.
- Hoy en día, existen fórmulas diseñadas específicamente para resolver el problema de espesar la leche de manera satisfactoria (consultar con su pediatra).
- Además, hay que seguir unas normas a la hora de alimentar al niño como es el caso de dar menos cantidad de alimento por cada toma y con más frecuencia (si el estómago tiene plena toda su capacidad hay más posibilidades que regurgite). Otra norma es esperar al menos dos horas y media entre una toma y otra, que es el tiempo mínimo que tarda el estómago en vaciarse. También es aconsejable utilizar tetinas más duras y con agujeros más pequeños (ayudan a que el niño no trague aire, y por tanto, no tenga mucho hipo). En caso de que la regurgitación no responda a las medidas anteriores y en caso de que sea necesario un tratamiento farmacológico, se requiere asesoramiento médico.